La Franja de Gaza enfrenta una situación crítica de hambruna, alcanzando el nivel más alto de catástrofe humanitaria en el baremo de inseguridad alimentaria de la ONU.
La falta extrema de alimentos afecta a uno de cada cuatro hogares, con tasas alarmantes de desnutrición infantil y un exceso significativo de mortalidad.
La ofensiva militar israelí, que ha persistido por más de dos meses y medio, ha llevado a que la mayoría de las organizaciones humanitarias reduzcan al mínimo sus operaciones en Gaza.
La declaración de “riesgo altísimo” de hambruna afecta especialmente al norte y a los desplazados en el sur, donde el 85% de la población gazatí se refugia, enfrentando bombardeos incluso en zonas designadas como humanitarias.
La crisis humanitaria en Gaza ha llevado a que más del 90% de la población, unos 2.3 millones de habitantes, se encuentre en una fase de crisis, emergencia o catástrofe humanitaria por hambre.
La ONG Acción contra el Hambre advierte que “prácticamente todos los hogares en Gaza se saltan comidas cada día”, y las familias pasan días y noches enteros sin comer nada, especialmente en el norte y entre los desplazados en el sur.
Acción contra el Hambre denuncia el uso del hambre como arma de guerra y destaca la dificultad para el acceso de la asistencia humanitaria en Gaza.
Chiara Saccardi, responsable de la organización en Oriente Medio, instó a un alto el fuego permanente con urgencia para permitir una respuesta humanitaria significativa y evitar que la población muera de hambre.
En esta situación desesperada, organizaciones como Human Rights Watch también acusan a Israel de utilizar el hambre y la sed como armas de guerra en la ofensiva en Gaza. La comunidad internacional se enfrenta a la urgencia de intervenir para evitar una catástrofe humanitaria.
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