17 noviembre, 2024 11:17 pm

“Una y otra vez países, bancos, individuos y empresas toman demasiada deuda en buenos tiempos sin suficiente conciencia de los riesgos que vendrán cuando llegue la inevitable recesión”.

Carmen M. Reinhart y Kenneth Rogoff

Es una de las frases más caras de la historia: “Esta vez es diferente”. Se repite cada vez que un período de bonanza, una burbuja, infla precios y crea fortunas de la nada. Los gobernantes se benefician, porque aprovechan estos auges para presentarse como estadistas exitosos, y los agentes financieros también, porque reciben comisiones por la venta de valores de riesgo, por lo que siempre afirman que la bonanza continuará de manera indefinida. Cuando al final se registra el colapso de siempre, afirman que nadie pudo haberlo previsto.

Dos renombrados economistas estadounidenses, Carmen M. Reinhardt y Kenneth S. Rogoff, han escrito: “Un operador bursátil, con una memoria inusitadamente larga, explicaba: ‘Se ha perdido más dinero por cuatro palabras que a punta de pistola. Las palabras son: Esta vez es diferente'”. En su libro This Time is Different: Eight Centuries of Financial Folly, Reinhart y Rogoff afirman que nunca ha sido diferente. Cada vez que un gobierno gasta más de lo que tiene, ya sea porque contrata deuda o imprime dinero, termina por provocar un desplome económico: “Las crisis financieras siguen un ritmo de bonanza y desplome a lo largo de las eras. Los países, las instituciones y los instrumentos financieros pueden cambiar a través del tiempo, pero no la naturaleza humana”.

Hay que recordarlo hoy porque, con la excusa de la pandemia, estamos viendo quizá el mayor despilfarro de gasto gubernamental deficitario de la historia. No es solamente un país, sino la mayoría de los estados nacionales. El gasto fue avasallador en 2020, pero no se ha detenido en 2021. A pesar del exceso que ya acumulaba el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos, el nuevo presidente Joe Biden ha prometido una inyección adicional de recursos de 1.9 billones de dólares. Es una cantidad estratosférica.

Ruchir Sharma, principal estratega global de Morgan Stanley Investment Management, un banco de inversión, ha señalado en un artículo en el Financial Times que en 2020 Estados Unidos y otras naciones desarrolladas comprometieron 33 por ciento de su producto interno bruto a estímulos, despedazando el máximo de 10 por ciento en la crisis financiera de 2008. Esto no incluye el nuevo plan de Biden. Según Sharma, “Ante los actuales altos niveles de deuda, un pequeño aumento en las tasas de interés haría insostenible la carga”.

La deuda pública de las naciones desarrolladas representaba alrededor del 20 por ciento del PIB en la década de 1970, pero hoy se ha elevado a más del 110 por ciento. Los estímulos no han ayudado a quienes más lo necesitan, sino que han favorecido a los ricos y han mantenido vivas a empresas mal manejadas mientras castigan a las más competitivas. Sharma añade que los períodos de alto gasto y elevada deuda gubernamental coinciden con períodos de poco crecimiento económico que afectan más a los pobres.

“La gente común y corriente sabe que no hay almuerzo gratis. El camino a la prosperidad no puede ser tan fácil como imprimir dinero y gastar”, escribe Sharma. Si Joe Biden mantiene la política de Trump de gastar en exceso y endeudar a su país, o si va más allá y la fortalece, el resultado será un período de poco crecimiento económico, de mayor pobreza y de riesgo de una nueva crisis financiera. Nos dicen que esta vez es diferente, pero nunca lo ha sido.

Unidad

En su discurso inaugural, Donald Trump habló de la “carnicería” que el gobierno anterior dejó en Estados Unidos. Biden, en cambio, declaró que “hablar de unidad suena como una tonta fantasía estos días”, pero “la unidad es nuestro camino hacia adelante. Nunca, nunca, nunca hemos fallado cuando hemos actuado juntos”.

Twitter: @SergioSarmiento

Agencia Reforma

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Sergio Sarmiento