El gobierno de Texas ha intensificado las medidas de seguridad en la frontera con Ciudad Juárez y El Paso, en medio de las crecientes presiones de la administración de Biden para detener la colocación de boyas con púas en las inmediaciones de Eagle Pass.
El refuerzo consiste en el aumento del alambrado con peligrosas navajas, generando una barricada de tres niveles con más de dos metros de altura bajo el puente Internacional Reforma.
La controvertida medida ha generado un fuerte impacto psicológico en los migrantes irregulares que intentan cruzar hacia territorio estadounidense. La imagen de las púas y la barrera de alambre se asemeja a una zona de guerra, y muchos describen la situación como inhumana y traumática.
“Es horrible ver esas púas, es algo psicológico que te quedas traumado”, expresó Érika Macías, una ecuatoriana que llevaba a su bebé de seis meses en brazos. Su temor de que su hijo sufriera lesiones debido a las navajas de la alambrada la hizo regresar llena de miedo y frustración.
Eduardo Díaz, un venezolano que también se encontraba en el lugar, calificó la barricada como algo inhumano y aseguró que aquellos migrantes más vulnerables se desmoronan al enfrentarse a esta situación. A pesar del riesgo, un grupo de alrededor de 15 migrantes logró cruzar la alambrada, demostrando la desesperación que enfrentan.
La medida adoptada por el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, ha sido interpretada por expertos como un desafío hacia el gobierno federal de Estados Unidos. Recientemente, el Departamento de Justicia de Estados Unidos presentó una demanda contra Abbott por la colocación de boyas en el Río Bravo, exigiendo también que se retiren las estructuras existentes.
Esta demanda, que inicialmente se centró en las boyas, ha llevado al gobierno de Texas a instalar otras medidas de seguridad, como las alambradas con navajas, para evitar que los migrantes ingresen al territorio estadounidense y soliciten asilo.
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