Una bebé siria, cuya madre dio a luz mientras estaba atrapada bajo los escombros de su casa durante el devastador terremoto de esta semana, ya tiene nombre: Aya, que en árabe significa “señal de Dios”.
Aya pertenece a una cifra incalculable de huérfanos que dejó el sismo de magnitud 7.8 el lunes y que cobró más de 20 mil vidas en el norte de Siria y el sureste de Turquía. Sus padres y todos sus hermanos han muerto, por lo que su tío abuelo la adoptará cuando el hospital la dé de alta.
Pero su casa también quedó destruida en el pueblo de Jenderis, en el noroeste de Siria. Él y su familia consiguieron escapar de la construcción de una planta, pero ahora están viviendo con sus 11 familiares en una casa de campaña.
“Después del terremoto, nadie podrá vivir en su casa o edificio. Sólo el 10 por ciento de los edificios aquí son seguros para vivir, y el resto quedó inhabitable”, dijo vía mensajes de audio.
Los rescatistas en Jenderis descubrieron a Aya el lunes por la tarde, más de 10 horas después de que ocurriera el terremoto, mientras cavaban entre los escombros del edificio de apartamentos de cinco plantas en el que vivían sus padres.
Enterrada debajo del concreto, la bebé seguía conectada al cordón umbilical de su madre, Afraa Abu Hadiya, que estaba muerta, al igual que su esposo y sus otros cuatro hijos. La pequeña fue trasladada a toda prisa al hospital en el pueblo cercano de Afrin.
Aya acababa de nacer
Probablemente Abu Hadiya la dio a luz y después murió un par de horas antes de que las descubrieran, dijo el doctor Hani Maarouf del Hospital Cihan en Afrin.
“Le pusimos Aya, de forma que pudiéramos dejar de decirle bebé recién nacida”, dijo Maarouf. Su estado de salud está mejorando a diario y no sufrió daños en la columna vertebral, algo que se temía en un principio, aseveró.
El movimiento derribó miles de edificios de apartamentos de residentes que dormían, por lo que hubo muchas familias completas que murieron.
En la mayoría de los casos, los parientes acogen a los niños huérfanos, dicen médicos y expertos. Pero esos parientes que sobrevivieron también están lidiando con los daños en sus propias vidas y familias. En los días de caos imperante tras el terremoto, mientras se siguen encontrando cadáveres y cada vez menos sobrevivientes, los médicos dicen que es imposible decir cuántos niños perdieron a sus padres.
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