La Secretaría de Relaciones Exteriores informó que ya aterrizó en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México el segundo avión de la Fuerza Aérea que viajó a Rumania para traer al país a mexicanos que huyeron de la invasión a Ucrania.
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Tras 22 horas de vuelo, el Boeing 737-800 de la Fuerza Aérea Mexicana con 62 personas, mexicanas y sus familias, así como 5 peruanos-ucranianos, procedentes de Ucrania, llegó a la capital mexicana.
El avión, que además llevó ayuda humanitaria a la frontera entre Rumania y Ucrania, hizo una última escala en la Base Aérea Militar de Trenton, en Canadá.
A bordo de la aeronave viajan 57 mexicanos, 5 personas de origen peruano-ucranianos y 5 mascotas, además de 23 integrantes de tripulación, equipo de apoyo y representantes de los medios de comunicación.
Se trata del segundo vuelo que envía el gobierno de México a Rumania, para traer de vuelta a mexicanos que han salido de Ucrania.
El 2 e de marzo aterrizó en la Ciudad de México el primer vuelo con 40 mexicanos y sus familias que salieron de Ucrania huyendo de la guerra contra Rusia.
En la Ciudad de México, desde poco después de las 22:00 horas se dieron cita familiares de los repatriados en la base militar número 19 de la Fuerza Aérea Mexicana
El sonido de las bombas en Ucrania
Hay historias de terror entre los mexicanos que escaparon de la guerra en Ucrania y que regresan hoy a México en el vuelo de rescate de la Fuerza Aérea Mexicana, coordinado por distintas instancias de la Cancillería.
En conferencia de prensa ofrecida en la sede de la embajada de México en Budapest, Rumania, algunos de ellos compartieron su testimonio.
Silvia Mercado relató que junto con su esposo decidieron que ella saliera de Ucrania con su hija María Cristina, de apenas un año. “Su papá es ucraniano, su papá tuvo que quedarse, eso es yo creo de lo más difícil porque la nena sigue preguntando por papá, sigue viendo sus fotos y le da besos; cuando hablamos por videoconferencia ella sigue jugando con papá”, contó Silvia.
Resaltó que tener a su hija en los brazos ha sido lo que le da fuerzas para salir del escenario de guerra. “Ella tiene ahorita un añito y todo repite, entonces cuando llegó a repetir el sonido de una bomba, era algo que a mí me rompió el corazón y yo le cantaba, yo le bailaba, yo no quería que a ella creciera reconociendo el sonido de una bomba”, comentó.
Otra mujer que tuvo que hacer acopio de carácter es Iliana, casada con un ucraniano, con quien tiene un hijo de 20 años. En medio de bombardeos, como en escena de película, acompañada por su marido, recogió las llaves de un auto que amigos ucranianos le prestaron para huir. “Fue muy difícil para mí tomar la decisión de manejar con el bombardeo en pleno auge en el centro, así que salimos, nos regresamos por mi suegra y mi hijo. En ese instante estaban bombardeando cerca de la casa, ellos salieron corriendo, mi hijo perdió su pasaporte en la huida, y se subieron. En el transcurso ya habíamos conocido a Víctor (un mexicano que quedó atrapado en Ucrania) y pasamos por él y lo tomamos corriendo con los bombardeos atrás de él”.
El propio Víctor contó que visitaba en Ucrania a su hija, cuya madre es de ese país. Cuando comenzó el ataque fue un caos encontrar la forma de escapar. “Yo al estar visitando a mi familia no tenía mucho contacto con los mexicanos ni con la embajada. Intenté salir por tren, imposible, eso era un caos. Los autobuses estaban inaccesibles, cancelados. Me habían cancelado el vuelo. En ese momento me comuniqué con la embajada mexicana”, describió.