22 noviembre, 2024 12:29 pm

“Sin inversión no habrá crecimiento y sin crecimiento no habrá empleos”.

Muhtar Kent

México sufrió en 2020 su peor caída económica desde 1932, 8.5 por ciento, después de una ligera baja de 0.1 por ciento en 2019. La pandemia ha sido la razón principal del desplome de 2020, pero el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tomó medidas antes que han incidido negativamente en el crecimiento. Podrían atribuirse a simples errores de política pública, pero empieza a surgir la idea de que pueden ser producto de un intento premeditado de frenar el crecimiento. El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado A.C. señalaba en un documento este 8 de febrero: “A juzgar por múltiples medidas, propuestas e iniciativas del gobierno y su partido, parecería que su intención es desalentar la inversión, e implícitamente el crecimiento económico”.

¿Por qué podría un gobierno tratar de desalentar la inversión y el crecimiento? En principio a todos nos convendría que México alcanzara una mayor prosperidad. Sin embargo, una de las frases más memorables del presidente López Obrador sobre la crisis económica y sanitaria fue: “Nos vino esto como anillo al dedo para afianzar el propósito de la transformación”.

El CEESP señala ahora: “Hoy más que nunca, México requiere acelerar su tasa de crecimiento económico. Para ello es esencial elevar la inversión”. La inversión fija, sin embargo, representaba en 2008 el 22.8 por ciento del producto interno bruto, pero para el tercer trimestre de 2020 había caído a 17.1. El descenso en el gobierno de López Obrador, entre 2018 y 2020, ha sido tanto en inversión privada como en pública: la privada pasó de 17.3 por ciento del PIB a 14.6; la pública, de 2.9 a 2.5 por ciento.

Estas cifras son extraordinariamente bajas. Una de las razones por las que México tuvo un crecimiento de apenas 2 por ciento anual en las últimas décadas fue precisamente por la baja inversión. Desde hace años el objetivo ha sido subirla al 25 por ciento del PIB, para por lo menos crecer 3 por ciento al año, pero en lugar de eso las cifras han caído. Por eso se ha desplomado el crecimiento. China, en contraste, registró en 2019 una inversión de 43.1 por ciento del PIB (ceicdata.com), lo que explica su rápida expansión.

El CEESP cita una serie de acciones del gobierno de López Obrador “que atentan contra la certidumbre jurídica” y “son señales que perjudican la confianza para invertir en México”, entre ellas la cancelación del NAIM, la eliminación de las subastas eléctricas de largo plazo, el incumplimiento de los contratos de transporte de gas natural, la nueva ley de etiquetado, el cambio de reglas para las compras masivas de medicamentos, la cancelación de la cervecera de Constellation Brands en Mexicali, las barreras a la electricidad de fuentes renovables, la iniciativa para prohibir el outsourcing, la propuesta para eliminar los órganos autónomos y la iniciativa para reformar la Ley de la Industria Eléctrica.

El gobierno ha ejercido un manejo prudente de las finanzas públicas en un momento en que los gobiernos del mundo están aumentando su endeudamiento para financiar subsidios a empresas y personas. Esta moderación ha ayudado a mantener la estabilidad del peso, si bien casi todas las divisas de países emergentes se han mantenido estables. Si lo que queremos realmente es construir un país más próspero, empero, será necesario elevar la inversión. Debemos suponer que el presidente lo entiende y lo desea. El problema es que muchas de las medidas que está tomando generan incertidumbre, e inhiben la inversión y el crecimiento.

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Por fin el presidente López Obrador usó un avión gubernamental: un Boeing 737 de la Fuerza Aérea, que hizo el cortísimo vuelo del AICM a la base aérea de Santa Lucía. La idea era mostrar que ya puede haber operaciones con aviones grandes en el nuevo aeropuerto Felipe Ángeles.

Twitter: @SergioSarmiento

Agencia Reforma

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Sergio Sarmiento