Según un informe presentado por el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (Pnuma), más de 1,050 millones de toneladas de alimentos fueron desperdiciadas en el mundo durante el año 2022.
Este desperdicio, que representa aproximadamente el 60 por ciento del total, proviene principalmente de los hogares, lo que ha generado una situación preocupante en un año marcado por la inseguridad alimentaria para una gran parte de la población mundial.
El informe, titulado “Piensa, come, ahorra. Seguimiento de los avances para reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos”, destaca la importancia de adoptar prácticas más eficientes para reducir este desperdicio y cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por las Naciones Unidas, que buscan reducir a la mitad el desperdicio de alimentos para 2030.
Entre los datos revelados, se destaca que el 60 por ciento del desperdicio de alimentos proviene de los hogares, seguido por un 28 por ciento de los servicios de alimentación y un 12 por ciento del comercio minorista.
Este desperdicio no solo afecta la seguridad alimentaria, sino que también tiene un impacto significativo en el cambio climático, contribuyendo entre un 8 y un 10 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
El informe subraya la necesidad de una acción coordinada a nivel global para abordar este problema, destacando que países de diferentes niveles de ingresos desperdician una cantidad similar de alimentos por persona.
Además, se enfatiza la importancia de contar con estimaciones precisas sobre el desperdicio de alimentos para realizar un seguimiento de los progresos hacia la reducción de este problema.
En este sentido, la directora general de WRAP, Harriet Lamb, instó a una mayor acción coordinada en todos los continentes y cadenas de suministro para garantizar que los alimentos alimenten a las personas y no a los vertederos.
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