En la Cueva del Tesoro, ubicada en Cadereyta de Montes, Querétaro, un equipo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha recuperado un raro conjunto de herramientas de caza pertenecientes a la época prehispánica. El hallazgo incluye un átlatl (lanza) y dos dardos de madera utilizados en el primer siglo de nuestra era.
El descubrimiento fue posible gracias al trabajo de la Asociación de Espeleólogos de Querétaro, quienes alertaron al Centro INAH Querétaro sobre los objetos. La exploración realizada en abril de 2023 reveló la presencia de un átlatl de 51.5 centímetros de longitud, dos dardos fragmentados de 66 y 79 centímetros, y dos maderos modificados culturalmente, probablemente utilizados como palos para excavar.
Aunque no se encontraron otros elementos arqueológicos prehispánicos en la cueva, se espera que los análisis de las muestras, cuyos resultados se darán a conocer el 27 de enero de 2024, arrojen más luz sobre el propósito y contexto de estos objetos. La conservadora Paula García Reyes lideró el proceso de recuperación y embalaje, utilizando materiales especializados para preservar los artefactos.
La sequedad del entorno de la Cueva del Tesoro ha permitido la preservación de estos elementos durante cerca de dos milenios. La datación absoluta por radiocarbono de uno de los dardos reveló un rango de años entre 7 y 132 d.C. Los arqueólogos consideran que este hallazgo es una contribución importante al conocimiento de las sociedades de cazadores-recolectores que habitaron la región durante al menos 9,000 años.
Carlos Viramontes, uno de los arqueólogos involucrados, señala que este descubrimiento se suma a más de 260 sitios de arte rupestre en la región, proporcionando un testimonio fascinante de las prácticas de caza y recolección de estas sociedades. El misterio en torno a la presencia de estas herramientas en la cueva continuará hasta que se realicen más investigaciones en las áreas circundantes para comprender mejor su significado y origen.
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