Cada año, el 28 de julio, el mundo se une para conmemorar el Día Mundial contra la Hepatitis, una fecha destinada a aumentar la conciencia pública sobre esta enfermedad silenciosa y a promover acciones para su prevención, detección y tratamiento.
El origen de esta iniciativa se remonta a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Alianza Mundial contra la Hepatitis (World Hepatitis Alliance), quienes se unieron para establecer una fecha emblemática en la lucha contra esta enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Hepatitis: Una Carga Global
La hepatitis es una inflamación del hígado que puede ser causada por infecciones virales (hepatitis A, B, C, D y E) o por otros factores como el consumo excesivo de alcohol, el uso de ciertos medicamentos y enfermedades autoinmunes.
A menudo se le llama “el asesino silencioso” debido a que en sus etapas iniciales, puede no presentar síntomas evidentes, lo que retrasa su diagnóstico y tratamiento, aumentando el riesgo de complicaciones graves, como cirrosis o cáncer de hígado.
La Hepatitis en México
En México, la hepatitis es un problema de salud pública que afecta a una parte significativa de la población. Según datos proporcionados por la Secretaría de Salud de México, se estima que alrededor de 1.6 millones de personas están infectadas con el virus de la hepatitis C (VHC) en el país. Además, se estima que la hepatitis B afecta a más de 400,000 personas.
El sistema de salud mexicano trabaja para enfrentar esta problemática mediante campañas de concienciación, programas de detección temprana y acceso a tratamientos eficaces para las personas infectadas.
La Hepatitis en el Mundo
A nivel mundial, la hepatitis es un desafío de salud importante que afecta a millones de personas. Según la OMS, se estima que aproximadamente 290 millones de personas viven con una infección crónica por el virus de la hepatitis B y C. De ellas, se calcula que al menos 1.1 millones mueren cada año debido a enfermedades hepáticas relacionadas, como cirrosis y cáncer hepático.
No obstante, la hepatitis es prevenible y tratable. La detección temprana, las vacunas (disponibles para la hepatitis A y B), y el acceso a tratamientos adecuados son fundamentales para reducir la carga de esta enfermedad en todo el mundo.
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