La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) fue alertada por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) sobre la debilidad de sus controles de ciber defensa, los cuales presentaban deficiencias.
La Sedena tuvo conocimiento sobre el riesgo de la confidencialidad de su información meses antes de que el colectivo Guacamaya realizara el hackeo de su información.
La ASF identificó deficiencias en 18 de los 20 controles de ciber seguridad de hardware y software. Se determinó que sólo dos cumplían; cuatro debían mejorarse; y 14 carecían de control, lo cual podría poner en riesgo la integridad.
Se determinó que la Sedena tenía deficiencias en los servicios de filtrado de URL y de bloqueo de correos electrónicos, así como la limitación de lenguajes de programación en los navegadores de internet.
El Ejército Mexicano no había tenido una fiscalización de sus sistemas de seguridad desde el 2013 hasta el 2019.
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