Un hombre con el rostro cubierto, quien se identificó como José Noriel Portillo, El Chueco, apareció en un video publicado en redes sociales.
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En video afirmó no haber sido él quien asesinó a los dos sacerdotes jesuitas al interior de la iglesia de Cerocahui, el pasado 22 de junio.
“Cuando llegué ya estaban muertos”, afirma el individuo, quien acusó que fue un hombre joven el responsable del crimen.
Además, en su narrativa involucra en el crimen al sacerdote que estaba en el lugar cuando ocurrieron los hechos.
Afirma que se encargará de sacar a la luz la verdad sobre lo que realmente sucedió aquella tarde; “es fácil decir que yo fui. Me quieren cargar el muerto, mejor que empiecen a investigar al cura”, subrayó.
La grabación de poco más de 6 minutos de duración aparece a poco más de tres meses de que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Fiscalía de Chihuahua y demás corporaciones, implementaron un operativo permanente en la Sierra Tarahumara para su captura.
‘El Chueco’ es señalado por encabezar en Urique las operaciones delictivas de ‘Los Salazares’, grupo criminal adherido al cartel de Sinaloa y ahora, es el principal sospechoso del crimen contra los sacerdotes jesuitas Joaquín César Mora Salazar, de 80 años de edad, y de Javier Campos Morales, de 79.
Además. es acusado de la muerte de un guía de turistas y del joven Armando Berrelleza Rábago, al que habría asesinado por un diferendo surgido tras un partido de beisbol.
El presunto Chueco afirmó que desconoce el por qué los curas lo inculpan, cuando ellos saben bien quién fue el que cometió el asesinato, incluso dijo que uno de ellos “estaba sonriendo cuando llegué”.
Agregó que a veces, “los lobos nos vestimos de ovejas y eso no se vale. Que el cura no se lave las manos conmigo”, enfatizó.
‘‘Fue un chavalo’’, asegura el presunto Chueco
Al narrar su versión sobre lo sucedido, el supuesto ‘Chueco’ revela que él “paseaba en su troca” cuando escuchó disparos que procedían de la iglesia, por lo que se acercó para ver lo que sucedió: “me meto corriendo y cuando entro, lo primero que miro, a un chavalo con la pistola en la mano”.
Comenta que lo regañó por lo que había hecho y entonces revisó los cuerpos para ver si tenían aún signos vitales y solo confirmó que habían fallecido.
“En eso volteo para arriba y el cura estaba sonriendo. Me dio coraje verlo reír”, expuso.
Posteriormente el supuesto homicida, amenazante, le advirtió que se retirara del lugar o terminaría mal la cosa. “Él traía la pistola en la mano y por eso me retiro”.
Al salir del centro religioso, observó cómo el sacerdote a la mitad del camino le echa la mano al hombro al asesino y se van para adentro a platicar.
Ya afuera, el presunto ‘Chueco’ pide a unos turistas que se retiren porque estaba cerrada la iglesia, “a ellos les pueden preguntar si es que yo andaba drogado”, continuó el delincuente, para aclarar las versiones en torno a que habría cometido el crimen bajo los influjos de alguna droga.
Recordó haber visto cómo el sacerdote “apapachó” al asesino y le habló del “poder que tenía la iglesia”. Fue entonces que abordó de nuevo su “troca” y se retiró de la escena.
Explicó que el video no lo grabó con la intención de que dejen de buscarlo las autoridades, sino para que la gente se dé cuenta de lo que sucede en esa iglesia (de Cerocahui); “se los voy a demostrar con hechos y no con mentiras, hasta las últimas consecuencias”, concluyó.