El Presidente Vladimir Putin firmó el pasado viernes 2 de julio una modificación a la ley rusa de bebidas alcohólicas. Con ello establece que, a partir de ahora, la palabra “champagne” será exclusiva de los espumosos elaborados en la Federación de Rusia y todo producto extranjero deberá etiquetarse como vino espumoso.
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Los elaboradores franceses aseguran en un comunicado no tener conocimiento previo. Jean-Marie Barillère, presidente de l’Union des Maisons de Champagne, y Maxime Toubart, presidente del Sindicato General de Viticultores de Champagne, pidieron a las empresas galas detener los envíos a Rusia hasta nuevo aviso.
De acuerdo con información publicada por The Guardian, el corporativo LVMH, propietario de firmas como Veuve Clicquot, Ruinart, Mercier, Krug y Dom Pérignon, declaró la suspensión de exportaciones el sábado.
Poco duró la medida, pues el lunes anunciaron que reanudarían entregas tan pronto pudieran hacer los cambios en sus etiquetas, apegándose a la ley vigente.
“El Comité Champagne deplora que esta legislación no garantice a los consumidores rusos información clara y transparente sobre los orígenes y características del vino”, declaran Toubart y Barillere en su comunicado, en el que agregan que esta Apelación de Origen Controlado está protegida en más de 120 países.
Terruños rusos
El auge del vino ruso comienza con la industrialización y el desarrollo de empresas estatales y colectivas. En la ex Unión Soviética, la mayoría de las repúblicas elaboraban vino; sin embargo, los mayores productores fueron Moldavia, Ucrania, Georgia y Rusia.
Las zonas de cultivo de uvas se desarrollaron en las regiones de Krasnodar, Stavropol y Rostov y en la república semiautónoma de Daguestán, todas al sur, entre los mares Caspio y Negro, detalla Charles W. Borden en “Russian Wine Country”.
Según Borden, la ex URSS fue el cuarto productor de vino más grande del mundo en 1980, detrás de Italia, Francia y España, con una producción de 4 mil 800 millones de litros de vino; sin embargo, en 1990 la producción disminuyó debido a una campaña de Gorbachov durante la que se destruyeron viñedos e instalaciones de producción.
Históricamente, el consumidor ruso prefiere vinos dulces y espumosos. Según el experto, la mayoría de los espumosos son elaborados a partir de “material de vino”, término técnico para el jugo de uva fermentado en bodegas rusas o importado de otros países.
El “material de vino” importado es la base principal del Sovetskoye Shampanskoye (“Champaña soviética”), omnipresente en fiestas del Año Nuevo y Día de la Mujer, documenta Borden.
La norma recién firmada sucede a la “Ley Federal de Vitivinicultura en la Federación de Rusia”, que entró en vigor en 2020 y donde se establece que los objetivos de la política estatal son: mejorar la calidad del vino en el mercado ruso y aumentar tanto el número de bodegas como las hectáreas de viñedos en la Federación de Rusia.
De acuerdo con el Centro de Investigación del Mercado Federal y Regional de Alcohol de Rusia, el país importa 50 millones de litros de vinos espumosos al año; 13 por ciento proviene, justamente, de la región francesa de Champagne.
Agencia Reforma