Los abucheos sacan a los morenistas de sus sueños. En el Auditorio Nacional, en el tercer aniversario de la victoria de Andrés Manuel López Obrador, 4 mil 200 invitados de Morena, entre gobernadores en funciones y electos, alcaldes y moneros, hablaron y oyeron hablar de un País más existente en sus deseos que en la realidad, refrendaron su fe en el Presidente y destaparon a Claudia Sheinbaum al grito casi unánime de “¡Presidenta! ¡Presidenta!”.
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Sin embargo, los abucheos contra Mario Delgado, el presidente del partido, despiertan a quien se haya quedado dormido: “¡Fuera Mario! ¡Fuera Mario! ¡Mario Traidor!”.
Su discurso iba a ser, como se dice, la cereza del pastel, después de seis intervenciones. Un pastel por los tres años de la victoria de Morena del 1 de julio de 2018.
El líder de Morena preparó un discurso de 20 minutos de chantillí, incluido un autoelogio por los resultados de la elección del 6 de junio pasado.
“Le pregunté a un experto en béisbol, ustedes ya saben quién, si Morena había bateado por encima de 300 y me contestó que bateó más de 300 y fue una victoria ¡de serie mundial!”, iba a decir.
Pero no iba ni en el saludo cuando la rechifla era general hasta arriba del Auditorio, donde quedó la militancia: “¡Fuera! ¡Fuera!”, le gritan.
Sheinbaum, con su traje rojo, su lugar al centro de los 21 invitados, a la derecha del líder del partido, fue la estrella del festejo; aplaudió desde su asiento a Delgado, primero, y luego se levantó y con eso animó a los demás a respaldarlo de pie detrás de él.
Ahí, todo mundo se despertó. Porque antes, salvo el destape de Sheinbaum todo había sido, como se dice también, miel sobre hojuelas, material digno para confirmar en la sección de fake news de la mañanera.
“No habíamos tenido un Presidente que nos amara y nos tomara de la mano y nos diera las opciones que nos han hecho falta”, dijo la Alcaldesa electa de Tijuana, Montserrat Caballero.
“Han pasado tres años y es evidente que mucho, mucho se ha avanzado”, afirmó la Gobernadora electa de Colima, Indira Vizcaíno.
Por su parte Sheinbaum afirmó que la 4T es una realidad que se consolida, que el País es distinto y que tiene como Presidente a un gran estadista.
Y el público con cubrebocas, sentado a la distancia de una silla, ambientado con canciones oaxaqueñas de Susana Harp y de la banda sinfónica de Tlaxiaco, escuchaba embelesado.
De America Latina también llegaron felicitaciones en video: José Mujica, de Uruguay; Dilma Rousseff, de Brasil, y Rafael Correa, de Ecuador. De España, José Luis Rodríguez Zapatero y Pablo Iglesias.
El festejo duró casi tres horas y sólo hizo falta Ricardo Monreal, el líder de los senadores de Morena y rival de Sheinbaum.
“En la Ciudad de México se ensañaron con campañas sucias que calaron en sectores de la población que fueron engañados, pero también hay que decirlo, el exceso de confianza y falta de unidad generaron el resultado del proceso electoral”, dijo la Jefa de Gobierno, antes de pararse para rescatar al líder del partido.
El líder de Morena trastabilló. Miró hacia arriba de las gradas, de donde salen los gritos. Hizo pausas, tragó saliva. Golpeó la voz: “Los enemigos de la transformación están allá afuera y no dudarán en aprovechar o fomentar la discordia y las intrigas para debilitarnos”, advirtió.
Y cuando impulsó la consulta para enjuiciar a los ex Presidentes le espetaron: “¡Sigues tú, corrupto! ¡Traidor!”.
“Los conservadores anhelan un movimiento dividido”, insiste. “Ya cállate!”, le respondieron.
“Hay que trabajar para erradicar la corrupción”, aseguró. “¡Pon el ejemplo!”, le reviraronn quienes reclaman la supuesta venta de candidaturas de morena.
Poco a poco, otro grupo salió en su defensa: “Mario, Delgado, estamos de tu lado!”.
Luego todos juntos: “¡Obrador! ¡Obrador! ¡Obrador'”, solamente ese grito logra opacar los abucheos. Ese apellido es lo único que une a los morenistas.
Estallan el confeti y las serpentinas, fueron 20 minutos de abucheos.
Agencia Reforma