Una turbia asamblea sindical de la CTM en una planta de autos de Silao con denuncias por compra de votos, amenazas, intimidación y la destrucción de votos se convirtió en el primer conflicto laboral en el contexto del tratado de libre comercio entre México, EU y Canadá (T-MEC).
Hace unas semanas se realizó una consulta en el sindicato “Miguel Trujillo López” que agrupa a 6 mil 494 trabajadores de la planta de General Motors en Silao para ratificar un contrato colectivo de trabajo.
El gremio es controlado desde hace casi 20 años por el ex senador priista de Coahuila, Tereso Medina Ramírez.
Adherido a la CTM, el Sindicato Nacional de la Industria Metal-Mecánica, Sidero-Metalúrgica, Automotriz y Proveedores de Autopartes en General no ha tenido elección de dirigentes en la planta automotriz, cuyos líderes son impuestos desde la secretaría general a cargo de Medina Ramírez.
La queja contra el cacique cetemista llegó hasta el congreso de EU y se activó el Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida (MLRR), incluido en el T-MEC.
Obligados por la reforma a la Ley Federal del Trabajo aprobada en 2019 y por la firma del T-MEC, el sindicato Trujillo López convocó a una consulta -que se realizaría los pasados 20, 21 y 22 de abril- para legitimar el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) con la empresa General Motors.
Sin embargo, el 22 de abril se descubrieron boletas destruidas en la sede del sindicato, lo que obligó a delegados de la Secretaría del Trabajo a suspender el proceso y a reponerlo en un plazo de 30 días.
“En la consulta hay una gran mayoría de trabajadores que no ratificó el Contrato Colectivo de Trabajo, destruyeron boletas porque con esa decisión se obligaría a la empresa a crear un nuevo Contrato y nosotros tendríamos la oportunidad de crear un nuevo sindicato”, señaló un obrero automotriz.
La acción que, de acuerdo con trabajadores, buscaba no legitimar el CCT por mayoría de votos, provocó que Estados Unidos solicitara al Gobierno de México revisar posibles violaciones a la libre sindicalización en la planta de la armadora.
“Estaban obligando a los trabajadores a votar a favor de ratificar el Contrato Colectivo de Trabajo. Hubo supuestos cursos de orientación, donde se amenazó que si no se votaba a favor de la ratificación se perdería el trabajo”, acusó un obrero de la planta automotriz en Silao.
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Disidentes despedidos de la planta de Silao
Desde 2019, dentro de la planta de GM se gestó un grupo denominado “Generando Movimiento”, cuyo propósito era formar un nuevo sindicato que velara por los intereses de los trabajadores.
De acuerdo con Israel Cervantes, uno de los promotores de ese movimiento, despedido en 2019 por ir contra el sindicato Trujillo López, los trabajadores sufren constantes violaciones a sus derechos laborales, incluso Medina Ramírez se niega a rendir cuentas de los fondos captados por cuotas sindicales.
Denunció que el actual sindicato opera a complacencia de la empresa y no defiende los derechos de los trabajadores.
Tras la expansión de la pandemia de Covid-19, se responsabiliza al sindicato por obligar a los trabajadores a laborar sin mínimas medidas de higiene, lo que generó contagios y fallecimientos de varios trabajadores de la planta.
“El sindicato Miguel Trujillo López no responde a las demandas laborales, no defiende nuestros derechos y, por el contrario, está al servicio de General Motors. Nos obligaron a trabajar en medio de la pandemia sin medidas de seguridad sanitarias”, señaló un trabajador que contrajo Covid y que pidió reservar su nombre por temor a represalias.
Indicaron los inconformes que Tereso Medina Ramírez se ha eternizado como líder del sindicato, no para defender los derechos de sus agremiados sino para estar al servicio de la empresa automotriz.
Agencia Reforma