El año pasado, el paso del huracán Eta dejó en Tabasco al menos 27 muertos y 180 mil damnificados, pero lo que mas se recuerda es el meme con la figura del Presidente López Obrador asomado por la ventanilla de un helicóptero militar diciendo que la situación ya estaba controlada.
“Tuvimos que tomar una decisión”, explicó el mandatario durante un sobrevuelo por las zonas más afectadas por las inundaciones en su estado natal.
Cerrar las compuertas de la presa evitó que Villahermosa se inundara por completo. Pero también implicó inundar a las comunidades indígenas que viven alrededor de la capital.
“Desde luego se perjudicó a la gente de Nacajuca, zonas chontales, los más pobres”, reconoció el Presidente. “Tuvimos que optar entre inconvenientes”, se justificó.
A cuatro meses de la grave inundación, el Gobierno Federal solo ha entregado apoyos a 56 por ciento de los de 240 mil damnificados censados en Tabasco y Chiapas; y la entrega se suspenderá hoy debido al inicio de las campañas electorales.
Como resultado, miles de familias afectadas por la anegación del año anterior no podrán recibir los enseres domésticos ni los 10 mil pesos en efectivo que les ofreció inicialmente el Gobierno Federal morenista. A decir de varios especialistas, el número real de los damnificados es superior a 700 mil.
Este día López Obrador regresa a su estado natal para supervisar los avances del plan de apoyo a personas afectadas por las inundaciones, la cita es en el Hangar Ejecutivo del Aeropuerto Internacional Carlos Rovirosa Pérez, localizado en el km 13 de la carretera Villahermosa-Macuspana, localidad Dos Montes, Villahermosa, Tabasco.
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Tabasco, el estado donde más llueve
Los primeros registros de inundaciones en Villahermosa datan del siglo XVI y el ciclo pluvial de Tabasco se identificó desde finales del siglo XIX. Se detectó, además, que el problema era cíclico: cada 10 años, más o menos, el problema es más grave, coinciden académicos y organizaciones civiles.
El agua fluye en la región desde siempre, una planicie en la que desembocan los dos ríos más caudalosos en el país, el Grijalva y el Usumacinta, que se forman en las partes altas de Guatemala y representan una tercera parte del agua dulce que corre por México.
Es el Estado donde más ha llovido en los últimos 30 años, según la Conagua. Y 2020 fue, además, el año más lluvioso del último lustro, según datos oficiales.
Las inundaciones de hace diez años afectaron a 130 mil personas. Las de 2007 asolaron a más de un millón de habitantes, tres cuartas partes de la población.
Los especialistas aseguran que poner una muralla para detener el agua no es la solución al problema. Insisten en que debe haber una visión que contemple a Guatemala.
López Obrador está por presentar el plan contra la emergencia en Tabasco, el cuarto en cuatro sexenios. Pero mientras un nuevo huracán amaga con golpear Centroamérica, en el país el Fonden desapareció por sospechas de corrupción, la Conagua cuenta con menos de la mitad del presupuesto que tenía en 2015, mientras este gobierno apuesta por megaproyectos como la refinería de Dos Bocas en Tabasco.