22 noviembre, 2024 11:07 am

“Finalmente, todas las enfermedades son enfermedades mágicas”.

Thomas Ligotti

El 16 de marzo de 2020 el subsecretario de salud Hugo López-Gatell explicó por qué no se le aplicaba una prueba de covid al presidente López Obrador. “No sirve de nada saber si es positivo o negativo porque la atención médica de una persona con covid-19 es exactamente igual, se sepa que tiene o que no tiene el virus”. Este era también uno de sus argumentos para no hacer “pruebas, pruebas, pruebas”, como recomendaba la Organización Mundial de la Salud. Aplicar pruebas a toda la población, declaró el 27 de mayo, sería “un desperdicio de esfuerzo, de tiempo, de recursos”. El gobierno mexicano “no tiene como propósito contar cada uno de los casos, sino acudir a los mecanismos eficientes, modernos y probados para atajar la pandemia”.

Cuando se le preguntó el 16 de marzo si el presidente no podría convertirse en fuente de contagio en sus giras por el país, López-Gatell respondió: “La fuerza del presidente es moral, no es de contagio. En términos de una persona, de un individuo, el presidente tiene la misma probabilidad de contagiar que usted o yo”. Mostró también su inclinación por la estrategia de inmunidad de rebaño: “Casi sería mejor que padeciera coronavirus porque lo más probable es que se va a recuperar y va a quedar inmune y ya nadie tendría esta inquietud en él”.

El presidente ha manifestado posiciones sobre el covid que podríamos calificar de peculiares. El 18 de marzo mostró un par de amuletos religiosos y dijo: “El escudo protector es como el detente. El escudo protector es la honestidad, eso es lo que protege, el no permitir la corrupción. Miren, este es el detente, esto me lo da la gente. Son mis guardaespaldas. Miren, aquí hay otro detente. ‘Detente enemigo que el corazón de Jesús está contigo'”. El 5 de junio, cuando se le preguntó qué medidas tomaba para no contagiarse, apuntó que preservaba la sana distancia y se lavaba las manos. Pero añadió: “Comer saludable, no comer productos chatarra. Y estar bien con nuestra conciencia, no mentir, no robar, no traicionar, eso ayuda mucho para que no dé el coronavirus”.

Con su pensamiento mágico-religioso, y el desprecio a las mascarillas, lo sorprendente es que el presidente no se haya contagiado antes. Al parecer hoy no tiene síntomas graves, lo cual es de agradecer. Quizá padezca un caso leve que, efectivamente, le deje un grado de inmunidad. Lo peligroso de este escenario es que podría llevar al presidente a mantener la actitud de que esta enfermedad, que ha matado oficialmente a cerca de 150 mil mexicanos, no es realmente grave.

Lo mejor sería que se diera cuenta que ni los amuletos ni la fuerza moral protegen contra el covid. Hay que asumir soluciones científicas, como el uso de mascarillas, que el exdirector del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos, Robert Redfield, declaró son más eficaces que las vacunas. Hay que aplicar pruebas que permitan detectar y aislar casos asintomáticos. Es positivo, en efecto, que este fin de semana el presidente se haya hecho una prueba.

En marzo pasado AMLO declaró que “Todas las decisiones que tomemos van a tener como referencia las recomendaciones de los técnicos, médicos y científicos. Aquí nada de política”. Ojalá que el presidente empiece, efectivamente, a sustentar sus políticas sobre la ciencia, pero no la de López-Gatell. Debe darse cuenta que las mascarillas y las pruebas sirven más que los amuletos.

El vuelo

Este domingo por la tarde el presidente regresó de San Luis Potosí a la CDMX en un vuelo comercial. Ya tenía síntomas y se había hecho la prueba de covid, pero no tenía los resultados. Fue una irresponsabilidad. Esa misma tarde una persona que usaba el programa Flightradar24 detectó un avión de la Marina y el TP-02 que venían de SLP a la CDMX. En otras palabras, AMLO no tenía que usar un vuelo comercial.

Twitter: @SergioSarmiento

Agencia Reforma

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Sergio Sarmiento