Este hombre no estaba sano de sus facultades mentales. Creía, falsamente, que el gobierno de Estados Unidos empleaba las vacunas contra el Covid-19 para controlar la mente de las personas, por lo que prefirió matar a su hijo de 9 años de edad y luego se suicidó.
Los cuerpos de Stephen O’Loughlin y su hijo, Pierce, fueron encontrados sin vida y con impactos de bala en el departamento en el que vivían en la ciudad de San Francisco, California. El hombre sostenía una disputa legal con su exesposa, Lesley Hu, por la forma en la que el sujeto deseaba que se llevara la atención médica de su hijo, sin vacunas.
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El hombre estaba enfermo
El pequeño Pierce no fue a la escuela, lo que alertó a la madre, quien de inmediato solicitó la ayuda de las autoridades para que fueran a revisar el domicilio de Stephen, quien estaba “mentalmente enfermo” y estaba “obsesionado” con las conspiraciones.
A pesar de su forma de pensar, Stephen permitió que su hijo se vacunara un día antes de asesinarlo, aunque se negó a que el pequeño recibiera vacunas, porque pensaba que su hijo tuvo graves secuelas de cuando era tan solo un bebé.
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La señora Hu, quien solicitó el divorcio en 2016, dijo que los médicos le aconsejaron que vacunara a su hijo.