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Sergio Sarmiento: El Padrino y el H2

Sergio Sarmiento

“La falta absoluta de pruebas sólo demuestra que la conspiración está funcionando”.

Anónimo

Desde un principio expresé dudas sobre la detención en Los Ángeles del general Salvador Cienfuegos el 15 de octubre de 2020. Al día siguiente escribí en este espacio: “Parece cuando menos extraño que un colaborador de una banda mexicana de narcotraficantes, militar en retiro, haya decidido visitar Estados Unidos. Más curioso es que lo haya hecho en compañía de su familia en plan de vacaciones. No es este un caso que se pueda juzgar por dogmas ideológicos. Necesitamos pruebas”.

Al día siguiente, cuando ya había más información, apunté en Twitter: “Al parecer el general Salvador Cienfuegos ha sido detenido sobre la base del testimonio de un testigo protegido. La experiencia nos ha enseñado a desconfiar de estos testigos que reciben beneficios a cambio de testimonios que quiere el fiscal”.

Los linchadores de la 4T en redes sociales se enfurecieron. Dijo uno: “He aquí la prueba de un miembro del hampa del periodismo, Sergio Sarmiento, que busca excusar a Salvador Cienfuegos detenido por narcotráfico”. Otro declaró: “No sabemos, dice Sergio Sarmiento, en Tercer Grado sobre el caso Salvador Cienfuegos. Entonces, si no sabes, Sergio Sarmiento, ¿por qué saces hipótesis de que los capos le dicen al juez lo que quiere escuchar y lo defiendes a capa y espada como si fueras el abogado del diablo?”

Estos linchadores siguen siempre la línea de Palacio. El presidente López Obrador reaccionó en un principio como le es habitual, señalando que la corrupción había sido generalizada en los gobiernos anteriores y afirmando que suspendería y procedería en contra de los funcionarios, “civiles o militares”, que estuvieran en “una relación de complicidades”. Más tarde cambió su posición y ha defendido al general Cienfuegos.

Al final, las “pruebas contundentes” de la DEA han resultado sorprendentemente endebles. Hoy sabemos que varios testigos protegidos involucraron al general Cienfuegos. Las pruebas adicionales son mensajes de Backberry, ninguno del general Cienfuegos, que no usaba este dispositivo, sino del narcotraficante Juan Francisco Patrón Sánchez, el H2, y un sobrino llamado Daniel Silva Gárate, quien le aseguraba que entregaba “melones” a un militar que decía era “segundo” del Padrino. Ninguno de los mensajes identifica al Padrino. Hay razones para pensar que el propio Silva Gárate no sabía quién era. En un mensaje afirmó que “la esposa del Padrino es hermana de Kiri”, Quirino Ordaz Coppel, gobernador de Sinaloa, pero la esposa del general Cienfuegos no es hermana del gobernador.

A cambio de los “melones”, el Padrino se comprometía a proteger a la banda del H2, una pequeña organización de Nayarit, y combatir las del Chapo, los Beltrán Leyva, Los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación. La protección del Padrino, sin embargo, no fue eficaz. El H2 y siete cómplices más fueron abatidos el 9 de febrero de 2017 en Tepic por un operativo de la Marina.

La FGR investigó al general Cienfuegos y halló que “nunca tuvo encuentro alguno con los integrantes de la asociación delictiva investigada por las autoridades norteamericanas”. Tampoco sostuvo comunicación con ellos, ni realizó actos para protegerlos o ayudarlos. No hay señales tampoco de “un acrecentamiento de su patrimonio fuera de lo normal, de acuerdo con sus percepciones en el servicio público”.

Hoy los linchadores de la 4t no cuestionan ya estas conclusiones, aunque la avalancha empieza a llegar desde otros grupos difamadores. Es una pena, insisto, porque este es un tema debería resolverse con pruebas y no con ideología.

Agravio

Como el caso de Enrique Camarena, el del general Cienfuegos se está convirtiendo en un agravio para la DEA. Su hostilidad llega en mal momento para México, porque AMLO ha hecho todo lo posible por alejarse del presidente electo de EUA, Joe Biden.

Twitter: @SergioSarmiento

Agencia Reforma

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