Tan solo eran niños. Alan Yahir, de 12 años, y Héctor Efraín, de 14, fueron a la iglesia de San Hipólito a festejar a San Judas. Jamás regresaron a casa. Aparecieron desmembrados en unas bolsas de basura, dentro de unos contenedores de plástico sobre un diablito que llevaba un hombre en el centro de la Ciudad de México.
La última vez que se les vio con vida fue la noche del 27 de octubre. Ambos vivían en el Centro Histórico, donde trabajaban como comerciantes, de acuerdo con la información compartida por la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad (FGJCDMX).
Según las investigaciones, luego de el festejo a San Judas, Héctor le pidió a Alan que lo acompañara a la casa de su novia, pero jamás llegaron al punto de encuentro, de donde partirían a unos “arrancones” de motocicletas en Iztapalapa, pero eso no sucedió.
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Las primeras pesquisas indican que los niños fueron asesinados y descuartizados en una vecindad en la calle República de Chile, donde se refugian miembros de La Unión. De ahí se los llevó en un diablito un sujeto conocido como “El Zúñiga”, de 39 años de edad, quien al ser interceptado por la policía, los quiso engañar. Dijo que él solo era un indigente, drogadicto, al que le pagaron por tirar la basura.
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Sin embargo, “El Zúñiga” trabaja para Eduardo Ramírez Tiburcio (El Chori) y para José David Herrera Segura (El Chayán).
Dudan que los niños fueran comerciantes
A pesar de que los familiares de los niños aseguran que se dedicaban al comercio, las autoridades afirman que hay indicios de que los menores de edad mantenían nexos con los distribuidores de droga, así como extorsionadores de La Unión, en el centro de la CDMX.