Para que el mundo pueda derrotar a la pandemia de Covid 19, será clave la llegada de vacunas que puedan neutralizar los efectos del virus.
De acuerdo con la Organización mundial de la salud, “Se entiende por vacuna cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos. Puede tratarse, por ejemplo, de una suspensión de microorganismos muertos o atenuados, o de productos o derivados de microorganismos. El método más habitual para administrar las vacunas es la inyección, aunque algunas se administran con un vaporizador nasal u oral”.
Actualmente, científicos de todo el mundo en coordinación con la OMS buscan la fórmula exacta en las vacunas que ayude a nuestro cuerpo a combatir un virus que hace menos de un año nadie conocía. El reto no es menor, pues además de producirlas en tiempo récord las vacunas deben cumplir con dos condiciones fundamentales: seguridad y eficacia.
Actualmente hay dos vacunas que están en fases finales de estudios y que podrían ser las primeras que conozca el mundo que sean el primer paso para la erradicación del virus: La vacuna de Oxford (la cual llegaría a México de la mano en 2021 de la Fundación Carlos Slim) y la vacuna rusa Sputnik V.
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¿Son seguras las vacunas?
Según la OMS, la respuesta es clara: Las vacunas son seguras. Todas las vacunas aprobadas son sometidas a pruebas rigurosas a lo largo de las diferentes fases de los ensayos clínicos, y siguen siendo evaluadas regularmente una vez comercializadas.
Los científicos también siguen constantemente la información procedente de diferentes fuentes en busca de indicios de que una vacuna pueda tener efectos adversos. La mayoría de las reacciones a las vacunas son leves y temporales, tales como el dolor en el lugar de inyección o la febrícula. Los raros efectos colaterales graves notificados son investigados inmediatamente.
Es mucho más fácil padecer lesiones graves por una enfermedad prevenible mediante vacunación que por una vacunas. Por ejemplo, la poliomielitis puede causar parálisis; el sarampión, encefalitis y ceguera, y algunas enfermedades prevenibles mediante vacunación incluso pueden ser mortales. Aunque una sola lesión grave o muerte causada por las vacunas ya son demasiadas, los beneficios de la vacunación superan largamente los riesgos, y sin vacunas habría muchos más casos de enfermedad y muerte.
¿Es mejor la inmunidad proporcionada por las vacunas que por las infecciones naturales?
De acuerdo con la OMS, Las vacunas interaccionan con el sistema inmunitario y producen una respuesta inmunitaria similar a la generada por las infecciones naturales, pero sin causar enfermedad ni poner a la persona inmunizada en riesgo de sufrir las posibles complicaciones de esta. En cambio, el precio a pagar por la inmunización a través de la infección natural puede consistir en disfunción cognitiva en la infección por Haemophilus influenzae de tipo b, defectos congénitos en la rubéola, cáncer hepático en la hepatitis B o muerte por complicaciones en el sarampión.
¿Puede un niño recibir varias vacunas a la vez?
Pruebas científicas revelan que la administración de varias vacunas al mismo tiempo no tiene efectos negativos en el sistema inmunitario de los niños. Los infantes están expuestos diariamente a varios cientos de sustancias ajenas que desencadenan respuestas inmunitarias. El simple acto de comer introduce nuevos antígenos en el organismo, y son numerosas las bacterias que viven en la boca y la nariz. Los niños se ven expuestos a muchos más antígenos en un resfriado común o una faringitis que cuando son vacunados.
¿Qué relación hay entre las vacunas y el autismo?
Este es uno de los mitos ampliamente difundidos y utilizados en el mundo para convencer de que las personas no sean vacunadas. Sin embargo, un estudio de 1998 planteó la posible relación entre la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola) y el autismo, pero posteriormente se demostró que era fraudulento y tenía graves sesgos, por lo que fue retirado por la revista que lo publicó. Lamentablemente, esa publicación creó un estado de pánico que produjo una disminución de las tasas de inmunización y posteriores brotes de esas enfermedades.
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